Luis Chiozza, Obras Completas. TOMO 0. MEDICINA Y PSICOANÁLISIS – Indagaciones sobre la relación entre el cuerpo y el alma.
Frente a la tarea de reeditar algunos libros agotados que comunican nuestras investigaciones y nuestros desarrollos teóricos, y completar la última edición de la obra completa en cd (actualizada hasta el mes de agosto de 1996) con los escritos realizados hasta marzo del año 2008, surgió la idea de reconfigurar la obra entera, ya que algunos de los volúmenes publicados habían nacido originalmente como libros, mientras que otros surgieron del reunir, en torno a un tema, trabajos presentados en distintas oportunidades. Decidimos, por fi n, conservar como libros los que nacieron como tales, es decir, Psicoanálisis de los trastornos hepáticos, Cuando la envidia es esperanza, ¿Por qué enfermamos? (con su Anexo gráfico) y Las cosas de la vida, y distribuir el resto, ordenado cronológicamente, en cinco tomos dedicados a la teoría psicoanalítica, dos a la técnica psicoanalítica, y cuatro a los afectos ocultos en las enfermedades del cuerpo.
También decidimos que esta edición, contenida en el cd que acompaña al presente volumen, incluiría solamente los escritos que fueron previamente publicados o preparados para su publicación, omitiendo los numerosos textos que provienen del haber registrado lo dicho en ateneos clínicos, supervisiones colectivas, clases en seminarios o en grupos de estudio, conferencias, mesas redondas, congresos y participaciones en la discusión de los trabajos presentados por otros autores. Como es natural, y dado que hemos sostenido esta actividad polifacética durante más de cuarenta años en forma ininterrumpida y con un ritmo no menor al de tres reuniones semanales, el material acumulado quintuplica, en cantidad de palabras, al de la obra escrita y, para colmo, son también numerosas las veces en que esos textos registrados me han sido solicitados y son citados en otros trabajos, pero, claro está, se trata de un material que, surgido en el contexto de un intercambio de ideas, carece del rigor y el cuidado que poseen los textos corregidos y meditados para su publicación en las circunstancias de una oportunidad concreta. Demás está decir que esos textos confi guran “otra” obra, que nunca fue “escrita” para ser publicada, y cuya escritura, que excede mis fuerzas, excede también el marco constituido por las circunstancias y la oportunidad de esta edición.
Dawkins sostuvo que las ideas son “memes” que, a la manera de los genes, conjugan su acción con otros memes para llegar a confi gurar los desarrollos que constituyen los pensamientos que caracterizan una época en la evolución de la cultura humana. Bateson expresaba una concepción similar diciendo que las ideas que hoy son yo mañana pueden ser usted. Las ideas “nos visitan”, y uno siempre piensa “por contagio” mucho más de lo que cree. Cuando se comparten muchos años de labor en común con un grupo de colegas empeñados en los mismos afanes, lo que cada uno piensa, dice y elabora surge de una continua inmersión en lo que otros piensan dicen y elaboran. Pensar, sin embargo, no es lo mismo que escribir, y también es cierto que cuando uno escribe lo que piensa lo piensa de un modo muy distinto. No pretendo, por lo tanto, disminuir con falsa modestia los méritos de la obra que escribí. Deseo simplemente subrayar que la escribí en el calor reconfortante de una estrecha convivencia en el entorno de los mismos intereses, y que no la hubiera escrito si no hubiera podido convivir profesionalmente tantos años con las personas con las cuales compartimos proyectos similares.
El producto de esa labor compartida con numerosos colegas en el Centro Weizsaecker de Consulta Médica y en el Instituto de Docencia e Investigación de la fundación que lleva mi nombre constituye nuestra contribución al psicoanálisis y a una orientación de la medicina que procura integrar, en cada juicio clínico y en cada acto médico, los conocimientos acerca del alma humana que la ciencia ha adquirido. Freud, en su artículo “Sobre psicoterapia”, fundamenta esa orientación de la medicina, en lo que se refi ere al acto médico, con claridad inconfundible, cuando señala que “nosotros, los médicos, no podemos prescindir de la psicoterapia, por la sencilla razón de que la otra parte interesada en el proceso curativo, o sea el enfermo, no tiene la menor intención de renunciar a ella”. Hoy, cien años después del artículo que escribió Freud, sabemos cada vez mejor que también el médico se afecta psíquicamente cuando atiende a un enfermo, y que la utilización de los conocimientos que sobre el alma humana hemos adquirido aumenta la perspicacia de nuestros juicios clínicos y, junto con ella, nuestro poder terapéutico.
Si prologar un libro supone decir algo acerca de su contenido, nada mejor para cumplir con ese cometido que exponer, a grandes rasgos, en qué consiste nuestra contribución. Ayer decíamos que lo que caracterizaba nuestra manera de pensar se apoya en cuatro pilares fundamentales: nuestra investigación en la contratransferencia, nuestro interés en el psiquismo fetal, la importancia que atribuíamos al letargo que, tal como lo describió Cesio, constituye una forma de modorra que se diferencia del sueño normal y, además y sobre todo, nuestra investigación en los trastornos corporales como expresión de fantasías inconcientes específi cas para cada uno de ellos. Hoy deberemos decir algo más acerca de lo que caracteriza nuestro modo de pensar. Sin embargo, y con el ánimo de evitar que este prólogo alcance una extensión desmedida, me ha parecido mejor separar la exposición de esas ideas en un siguiente apartado que lleva como título “Nuestra contribución al psicoanálisis y a la medicina”.
Quiero expresar mi gratitud a los colegas del Consejo Directivo de nuestro Instituto de Docencia e Investigación por haber hecho suyo el proyecto de publicar estas Obras completas, a Leopoldo Kulesz, de Libros del Zorzal, por haber emprendido con entusiasmo la tarea de editarlas, y a Jung-Ha Kang, por haber dedicado, con solvencia y cuidado, innumerables horas a la tarea de ordenar y compaginar el conjunto entero del material expuesto en libros y en publicaciones distintas. Pensando en el conjunto de estos escritos, y más allá de esta edición particular, siento una profunda gratitud hacia quienes, en distintos períodos de mi vida y de sus vidas, en los distintos ámbitos confi gurados por la familia, la amistad, la formación profesional o el trabajo institucional, me acompañaron depositando su confianza en una manera de pensar que ha carecido muchas veces de consenso. Cada uno de ellos sabrá reconocerse en estas palabras, aunque tal vez ignore hasta qué punto su cercanía me ha sido necesaria para continuar escribiendo.
Sólo me resta expresar la esperanza de que la publicación de esta obra contribuya a estimular el ansia de saber, que siempre se manifi esta a través de nuevas preguntas, y a consolidar la vocación por aliviar el sufrimiento compartido que la enfermedad y la equivocación producen.
Luis Chiozza
Mayo de 2008